domingo, 28 de junio de 2009

Viajes imaginarios: Estambul

Las fronteras tienen algo de territorio mágico, confuso, inconveniente… por eso me fascinan. Las fronteras pueden ser absolutamente invisibles y no siempre son una raya en un mapa, a veces la raya se ensancha y acoge comunidades enteras de ambos lados o más. Á sí nacen fronteras extendidas, lugares eclécticos y ardientes donde se mezclan pasiones, cohabitan tradiciones, respeto y odio.

¿Dónde está la frontera entre Oriente y Occidente? No tengo ni idea pero Estambul es un buen lugar para recalar. Y allí me he ido con la última novela de Markaris. Magnífico regalo para los que apenas salimos de casa y viajamos poquito. Magnífico regalo para todos y todas los habitantes del mundo.



Una historia entrañable, costumbrista y pictórica, con medidos toques de surrealismo e hiperrealismo a partes iguales. Contada con una prosa delicada y tersa. Brillante. Preciosa. Hacia la mitad el lector olvida por completo que supuestamente estaba leyendo una novela policiaca. Las obras maestras no tienen género, ni fronteras.

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