lunes, 31 de agosto de 2009

Viajes con gaviotas

La gaviotas son unos seres especiales que siempre me han producido sentimientos contradictorios y ambivalentes que discurren entre la atracción y la repulsión, la fascinación y el miedo. Me aterra su agresividad, sus picos afilados y el brillo malvado que a veces destella en sus pupilas aunque creo que de esto tiene bastante culpa la película Los pájaros de Hitchcock.


En cambio, me atraen su belleza y su descaro, su temeridad al plantarse en los entornos urbanos a buscar comida sin pudor alguno. Son consideradas aves bastante inteligentes, lo cual no hace sino acentuar la inquietud que me producen. Podría odiarlas. Sin embargo, las amo. Creo que son la clase de animal que puede sobrevivir perfectamente al ser humano, al cambio climático, la bomba atómica y lo que sea.

Por eso he rescatado fotografías de un viaje a Galicia y les he dedicado un poema. Se lo merecen. Por bellas, por fieras, por malas, por atrevidas…



Las gaviotas tienen hambre

las gaviotas vuelan libres sobre las olas y gritan
y descienden en picado sin piedad sobre su presa
pero sus ojos observan de reojo las playas
se deslumbran un instante y su presa se aleja
y las gaviotas vuelan dentro buscando su comida
y cruzan las carreteras las calles las aceras
y llegan a tu casa buscando tu comida
y tu gritas y sus ojos observan de reojo tu cama
se deslumbran un instante y su presa se aleja
tu quisieras ser ellas y volar libre y alto
ellas quisieran ser tú y dormir en tu cama
las gaviotas tienen hambre tú lo sabes
las gaviotas tienen hambre de amor

Anna Blasco Olivares

viernes, 28 de agosto de 2009

Viajes a la memoria: El barrio chino de Barcelona

En mi infancia, mis madres pronunciaban siempre la expresión “barrio chino” entre susurros. Eran susurros entrecortados que sonaban a objeción, a prohibición, a depravación y a miedo. En realidad, no es que tuviera dos madres, una era la de verdad y la otra su hermana pero como vivíamos dos familias juntas en un pequeño piso realquilado, sin apenas ventanas ni cuarto de baño, yo tendía a confundir los lazos de parentesco. Eran daños colaterales de la pobreza y las oleadas migratorias de los años cincuenta.

Para mis amigas, vecinas cuyas madres también susurraban, la expresión barrio chino sonaba por contra, a misterio, a desafío y a aventura. Luego supimos que el Barrio Chino estaba muy cerca de nuestra casa de la calle San Gil, sólo unas cuantas calles nos separaban. Hubo un momento en que las madres consideraron oportuno ponernos reglas: no pasar bajo ningún concepto de la calle Hospital.

La calle Hospital era una frontera muy precisa. Más allá había hombres malos que raptaba a las niñas y les hacían cosas muy feas. También había muchas putas, delincuentes de todo tipo y antros infectos. Como mucho, se iba a la sesión doble del Cine Padró –que estaba en linde- cuando era inevitable. El único cine decente del barrio era el Céntrico en la calle Pintor Fortuny. Y sólo una vez en mi vida las madres susurrantes nos llevaron, por causas de fuerza mayor, a un cine llamado América que estaba más allá de la calle Hospital. Mis vecinas y yo abríamos los ojos como platos intentando ver cómo eran los hombres malos, las putas, los delincuentes y los bares infectos pero las madres tiraban con fuerza y nuestra curiosidad no consiguió saciarse.

Ni mis vecinas ni yo éramos gazmoñas. Al contrario, más bien éramos insconscientes y temerarias. Así que, en comandita, empezamos a traspasar furtivamente la frontera de la calle Hospital y llegamos, en sucesivas oleadas, hasta la calle Sant Pau y la calle Unión. Un día sin darnos cuenta nos plantamos en las Atarazanas delante del mar. Fue como un milagro. Nos sentimos libres, valientes y triunfadoras. Por suerte para ellas, las madres jamás llegaron a enterarse. Con el tiempo, nos enteramos que el barrio chino se extendía también al otro lado de las Ramblas por los alrededores de la plaza Real. Pero, las madres –que habían ahorrado a destajo- empezaron a comprar casitas nuevas y a cumplir su sueño americano. Así que el juego terminó y la parte més mítica de mi infáncia quedó atrás.

Cuando transformé Algunos ritmos pasan pronto de moda en videopoema, estuve buscando viejas imágenes del Barrio Chino y me vinieron todos estos recuerdos a la mente. Todos los cines cayeron hace tiempo. El Padró, en la calle de la Cera, fue el que mejor suerte tuvo porque durante unos años instalaron allí la Filmoteca Nacional. En cualquier caso, en el barrio chino actual ya no se ven prostitutas en todas las esquinas. Ahora lo llaman El Raval y el Ayuntamiento ha esponjado la alta densidad de edificios medio en ruinas pero la zona sigue teniendo el aire cochambroso de mi infancia. Lo habitan mayoritariamente inmigrantes paquistanís, subsaharianos y sudamericanos. Son daños colaterales de la pobreza y las oleadas migratorias de los años noventa. No sé qué diría mi madre ahora teniendo en cuenta que, probablemente, hubiera sido una de ellos.

Unos de mis detectives preferidos, Pepe Carvalho, deambuló por estas calles de la mano del querido Vázquez Montalbán. Me gustaría dedicarles este poema, pero creo que sería demasiado pretencioso. De todos modos, un consejo: para captar el espíritu de este barrio nos os perdáis las primeras novelas de la serie Carvalho. También os dejo esta buena reseña del escritor y su relación con Barcelona.
http://literaturaiesbi.wordpress.com/2009/03/18/manuel-vazquez-montalban/

Y aquí os dejo el videopoema y el poema...




Algunos ritmos pasan pronto de moda
by bi bok
era un ritmo de moda
todos cantaban
bai bai bi bok
en la esquina de Sant Pau con
Petunias Bar
el antro donde te conocí
hablar no era para ti
sólo silbabas
by bi bok

by bi bok
era tu ritmo de moda
siempre bailabas
bai bai bi bok
te dije ei enséñame
en la esquina de Sant Pau con
Petunias Bar
amar no era tu fuerte
sólo querías
by bi bok

by bi bok
fue mi ritmo de moda
solo entendía
bai bai bi bok
dejé el trabajo de la oficina
te seguí hasta Petunias
para practicar
dimos clase en tu cama
sólo follabas
by bi bok

by bi bok
pasó pronto de moda
nadie recuerda
bai bai last bok
no te vi más en ningún lugar
yo me quedé borracha
por las esquinas de Sant Pau
con Petunias Bar
y sólo ofrezco
by bi bok
a cualquier postor

algunos ritmos pasan pronto
de moda otros no

Anna Blasco

martes, 25 de agosto de 2009

Puesta de sol en Cap d'Artutx (Menorca)

Una siempre espera caturar una puesta de sol en un viaje. Ese instante fugaz y demasiado breve. Sorprendentemente, este verano pude recrearme a gusto. Había leido que el Cap d'Artutx era el mejor lugar de Menorca para ver puestas de sol. No puedo confirmar si es el mejor lugar pero la guia no mintió. Para mi gozo particular pude fotografiar a destajo el evento y para gozo de quien quiera compartirlo, lo he transformado en video. Aquí os lo dejo...



Puesta de sol en cap d'Artutx

atardece en las islas
pupila ardiendo
la niña cierra los ojos

la bola cae
el mar se incendia
nadie ve

lágrimas sofocadas
sobre las olas rojas
acunan llanto seco

atardece en las islas
te vas

Anna Blasco

sábado, 22 de agosto de 2009

Ciudades Inventadas: Metálicas

Ciudades metálicas
Estructuras metálicas
hasta el cielo de antenas
los ojos de lechuza
de párpados en flor
amanecer de cromo
en las ciudades metálicas
amanecer de cromo
atardecer de zinc
garabatos de alambre
de escritura ilegible
semiótica furtiva
de aluminio ligero, plomo y PVC

Yo crecí aprendiendo a leer
las ciudades metálicas
desde los viejos terrados
de baldosines rotos
de recosidas sábanas
que navegaban vientos
y acariciaban nubes
de embrollados misterios
supuestamente caóticos
garabatos alámbricos
de aluminio ligero, plomo, pvc

Yo aprendí a crecer leyendo
en los cielos de antenas
de las ciudades metálicas
desde los viejos terrados
de baldosines rotos
con mi radiocassette y mi silla plegable
garabatos alámbricos
que seguía incansable
hasta quedarme ciega
descifrando el lenguaje
de tuberías rectas
de aluminio ligero, plomo, pvc

Es verdad que aprendí a leer belleza
en los cielos de antenas
de las ciudades metálicas
desde la fealdad de los viejos terrados
de baldosines rotos
que descubrí las claves de los signos arcanos
en las miserias de entresijos alámbricos
que encapsulé la vida
en complejas metáforas
ordenadamente caóticas
torcidamente rectas
de aluminio ligero, plomo, pvc


Aún así,
No os apenéis por mí
si aprendí a leer belleza
en diptongos alámbricos
ni porque haya tristemente crecido
bajo cielos los cielos de plomo
de las ciudades metálicas


También leo hermosura
en prados de amapolas bajo cielos violetas
o en mares de olas calmas en rojo anochecer

Sólo pido
dadle un poco de tiempo
a mis viejas pupilas
a adaptar su retina de lechuza mecánica
a la lectura fácil de esos cielos distintos
de metáforas simples e idiomas primitivos
esos cielos distintos perfectos y fantásticos
que se extienden más allá más allá
de las ciudades metálicas
de aluminio ligero, plomo, pvc

Anna Blasco Olivares