sábado, 25 de abril de 2009

Viajes imaginarios: Diavik (Ártico. Canadá)

Autopistas de hielo
Dicen que las carreteras de hielo suponen un auténtico desafío desde el punto de vista de la ingeniería y la conducción. Los camioneros que circulan por ella son profesionales que se juegan la vida en cada viaje aunque también se esacapa hacia allá algun que otro temerario turista.

Parece ser que la carretera de hielo mas larga, hasta hoy dia, está situada en el ártico canadiense entre Tibbitt y Contwoy. Tiene un recorrido de unos 568 km. Fue construida hace más 20 años por un consorcio de empresas de minería. Su apertura suele ser a principios de Febrero y el cierre a mediados de Abril. Situada en los remotos Territorios del Noroeste, esta carretera está considerada como una de las rutas más peligrosas del mundo. Se la conoce como Denison's road, en honor a el ingeniero que la diseñó. Se adentra en las regiones árticas hasta alcanzar las gigantescas minas de diamantes del norte. Su peligrosidad radica en el hecho de que el 85% de su recorrido transcurre sobre lagos helados, de modo que la capa de hielo puede romperse en cualquier momento y tragarse a los camiones que circulan por ella.


Y ¿para qué puede querer alguien circular por la Denison's road?. Fácil: Diamantes.

En 1991 se descubrieron en la región del Lac du Gras, kimberlitas con contenido de diamantes, lo cual abrió el camino a exploraciones de enorme magnitud. Situadas a solo 200 km. del Círculo Ártico. Canadá posee en la actualidad dos de las minas de diamantes más grandes del mundo: Diavik y Ekati. Como puede verse en las fotografias, la mina de Diavik queda conectada por tierra en invierno y es una isla en verano.

(Fuente de información e imágenes:
http://uimpi.net/entry/texto/9447/la-autopista-del-artico.html)

Para el recorrido me llevo un videopoema cuya elaboración me hizo descubir este viaje imposible a Diavik.

Autopistas de plata



Autopistas de plata a la memoria
Angostos desfiladeros del olvido
Estrechas carreteras secundarias
Oscuros pasadizos en la piedra

¿adónde? ¿cuando? ¿cómo? ¿qué?

Carreteras de plata ¿adónde?
Angostos pasadizos ¿cuándo?
Autopistas de piedra ¿cómo?
Estrechos desfiladeros ¿de qué?

Rutas deshilachadas de derrotas
Abruptas cuestas a la desolación
Pedregosos senderos de montaña
Rumbos sin horizonte al corazón

¿cuándo? ¿cómo? ¿adónde? ¿a qué?

Cuestas deshilachadas ¿cuándo?
Rumbos sin horizonte ¿adónde?
Abruptos senderos ¿cómo?
Pedregosas rutas ¿a qué?
Anna Blasco Olivares

martes, 21 de abril de 2009

Viajes a la memoria: Coll d'Ares (Girona)

Hay viajes que no son lo que parecen. Una cree que va de vacaciones con su familia en pleno verano cuando la canícula aprieta. Una no puede permitirse grades lujos pero sí huir del calor de la ciudad, así que decide pasar unos días fresquitos en el Pirineo y elige Camprodón como podía haber elegido cualquier otro lugar. Una piensa que será feliz en las altas montañas, descubriendo pueblecitos remotos, maravillosas vistas y el supuesto nacimiento del Ter. Son vacaciones absolutamente convencionales donde Una espera simplemente aliviar el tedio y entretener la mente pero entonces, sin aviso alguno, algo se tuerce.

El Ripollès es territorio de frontera y Una decide alegremente hacer una escapada a Francia por el Coll d’Ares, para visitar el lindo enclave medieval de Prats de Molló. En las fronteras ya sabemos, puede pasar ocurrir cualquier cosa; desde pasar de largo sin enterarse hasta tener algún susto con la Autoridad. En el Coll d’Ares no hay aduana, ni siquiera es una auténtica frontera ya que separa territorios que antaño fueron un mismo país. No es previsible percance alguno pero Una tiene defectos de fábrica y le atrae poderosamente la mística de las fronteras, así que decide parar el coche y bajar a mirar desde el puerto a ambos lados de la misma montaña y entonces, algo se tuerce.

El Coll d’Ares tiene una altitud de 1513 m, un bar restaurante, unos bancos que miran a la Vall de Camprodon, carteles, señales y un monumento. Una se fija que en lado español hay un cartel que anuncia la entrada al Ripollès y en el francés otro que da la bienvenida a la Catalunya Nord.


Una los mira alternativamente y empieza a sentirse acuciada por una vago sentimiento de torpe nostalgia. La Catalunya Nord es histórica y culturalmente catalana, separada del resto de Catalunya por el Tratado de los Pirineos en 1659. A una le vienen a la mente, canciones, cantinelas y poemas que aún rememoran pertinaces un pasado que murió hace más de tres siglos. Y sin embargo, no murió porque ahí está el cartel metálico que ofrece el caluroso recibimiento y susurra: tal vez nuestros estados son distintos y hablan idiomas distintos pero nosotros no.

Una se sobrepone a la ñoñería como puede y entonces la vista se le va hacia una gran pintada en el murete lateral que refuerza la carretera: “Independència, 1714”. Uhh, más recuerdos… El 11 de septiembre de 1714 es el Día nacional de Catalunya, una fiesta que conmemora una derrota, la caída de Barcelona durante la Guerra de Sucesión Española, tras catorce meses de sitio. Y lo peor, la consiguiente abolición de las instituciones catalanas con la promulgación de los Decretos de Nueva Planta. Vaya, más pasado perdido que aprieta en la boca del estómago y ese himno de Els segadors cuya música me viene a la memoria y siempre me puso la piel de gallina.




Y con la piel de gallina en pleno julio, Una se acerca al lado francés a contemplar Prats de Molló al fondo de valle y entonces lo ve, un sencillo poste con una flecha en su extremo que indica: “Camí de la retirada” y ve una vallita, unos escalones de tierra y el inicio de un camino que baja abrupto hacia el valle. Y es entonces, definitivamente, cuando el día se tuerce y el peso de unos recuerdos muchos más próximos estrangulan el esófago. La piel de gallina no se va, el vello de los brazos se eriza y Una tiembla.


El coll d’Ares, fue una de las rutas pirenaicas por donde se retiró el ejercito republicano tras perder la guerra civil. Al lado del sencillo poste hay un gran cartel que rememora el hecho. Tiene en medio una foto impactante de vehículos amontonados que fueron dejados atrás. El aviador Joan Sayós de Sant Quirze de Besora, explica el recorrido que hizo: “El día 5 de febrero de 1939, todo el personal hospitalizado en Villalonga, con los sanitarios, fue trasladado en camiones y ambulancias hasta el mismo coll d’Ares, lugar dónde acababa la carretera de Molló, convertida allí en estrecha pista de montaña. Como venían otros vehículos detrás y hacía falta dejar sitio, a medida que los coches iban quedando vacíos los chóferes los estrellaban en un barranco inmediato”.

Me viene a la cabeza una fotografía que había visto en el periódico hacia tiempo. Por la ruta del coll d’Ares pasó lo que quedaba de la familia de Mariano Gracia, un labrador de Monzón, con él iban sus hijos Alicia y Amadeo, que tenía cuatro años, (en la foto ayudado por un campesino francés). En la fotografía, de Roger Violet, aparecida en L’Ilustration (1939), se les ve haciendo la vía de bajada hacia Prats de Molló. Gracias a la publicación de la imagen en el periódico El País, el 10 de enero de 2003, se pudo identificar y localizar a Amadeo Gracia, que seguía viviendo en Monzón.

Apartó la vista de las tierras francesas y al volverme reparó en un monumento conmemorativo. Una se acerca, esperando librarse del frio que le recorre las entrañas pero no hay salida. La placa central muestra su dedicatoria en francés i catalán: A los republicanos españoles, civiles y militares que franquearon el Coll d’Ares entre enero y febrero de 1939. La retirada: epílogo de un drama humano…








La retirada, metáfora de sueños rotos pero también de empecinamiento y esperanza. Los viajes no siempre son lo que parecen. Afortunadamente, a veces, algo se tuerce.

sábado, 18 de abril de 2009

Viajes alucinantes: Susan Boyle

Dios debe existir
Al menos la duda me ha corroído después de ver el video de esta ama de casa inglesa, torpe y desmañada que ha ganado el "Tú si que vales" inglés y que arrasa en youtube...

Ciudades recreadas: Santiago

He estado dos veces en Santiago y ninguna de las dos ha llovido. Es una frustración que arrastro con más pena que gloria. El consuelo: escuchar el tema de Luar na Lubre, Chove en Santiago, y dejarme llevar.

Antes de saber que la letra de su canción correspondía a una poesia de García Lorca yo la utilizaba para recrear un poema mío escrito en 1998, la lluvia como caía. Una vez salida de mi ignorancia los dos poemas y la música se fundieron en otra cosa: videopoema?

Ahí está, colgado en youtube por si a alguien le apetece verlo-oírlo...


La lluvia como caía
la lluvia cómo caía
sobre los rojos tejados
la lluvia cómo caía

caía sobre la noche
oscura y blanda caía
cómo pétalos de flores
cómo puñales caía
y en mi mente una locura
un pensamiento un recuerdo
la lluvia que salpicaba
mis mejillas con un beso

la noche se deshacía
entre rosarios de espejos

la lluvia como caía
sobre los blancos balcones
la lluvia como caía

caía sobre la sangre
espesa y tierna caía
como alas de mariposa
como aguijones caía
y en mi corazón un peso
una pasión un anhelo
la lluvia que me lavaba
les heridas con un beso

la sangre se desmembraba
entre collares de hielo

la lluvia como caía
sobre los negros portales
la lluvia como caía

caía sobre las nieves
salada y cauta caía
y en mi boca una palabra
un aullido y un silencio
la lluvia que me robaba
las lágrimas con un beso
Anna Blasco Olivares
Chove en Santiago

Chove en Santiago
meu doce amor.
Camelia branca do ar
brila entebrecida ó sol.

Chove en Santiago
na noite escura.
Herbas de prata e de sono
cobren a valeira lúa.

Olla a choiva pol-a rúa,
laio de pedra e cristal.
Olla no vento esvaido
soma e cinza do teu mar.
Soma e cinza do teu mar
Santiago, lonxe do sol.
ágoa da mañán anterga
trema no meu corazón.
(De ‘Seis Poemas Gallegos’ de Federico García Lorca)

Viajar con Youtube: Vaca

Breve viaje sobre un microcuento de Monterroso



lunes, 13 de abril de 2009

Ciudades inventadas: Babosas

Ciudades babosas
En esta ciudad donde yo vivo
los veranos son fieramente pegajosos
la humedad y el calor construyen
gotas gruesas
con sudor pertinaz con indolencia
gruesas gotas que nacen a millones
se adhieren a la piel como babosas
que no resbalan
no caen
no se deslizan
se adhieren a la piel como babosas
como babas
de babosas
es esta ciudad donde yo vivo


Yo nací en esta ciudad
en la que vivo
un verano de gotas
indolentes
cosidas a la piel
era un verano crudo
de babosas
de babas
de babosas
que no caen
no se deslizan
no resbalan
simplemente de sudor pertinaz
gotas babosas
en la piel
en esta ciudad donde nací

Yo crecí en esta ciudad
en la que vivo
nací en esta ciudad
donde crecí
solo gane esta herencia
pegajosa
de humedad
en el frío en el calor
de humedad
en las penas en las dichas
de humedad
en amor en el dolor
de humedad
en las babas de babosas
demasiada herencia
para mí


span="">Anna Blasco Olivares

sábado, 11 de abril de 2009

Ciudades favoritas: Annapolis (USA)

Vámonos de viaje a Annapolis, la ciudad de las Annas. Es una de mis ciudades favoritas para vivir durante un tiempo. Es de pequeño tamaño, algo así como Plasencia. Es un lugar hermoso y tranquilo a orillas del Atlántico a medio camino entre Washington y Baltimore.
Wikipedia dixit: Annapolis es la capital del Estado de Maryland y sede del Condado de Anne Arundel. Es una ciudad con una población de 35.838 habitantes (censo de 2000). La ciudad forma parte de la Área metropolitana de Baltimore-Washington, Está ubicada a orillas del río Severn a unos 3 km de la entrada de la Bahía de Chesapeake.
Un motivo de orgullo para la ciudad de las Annas:
Annapolis se convirtió en la capital temporal de los Estados Unidos tras firmarse el Tratado de París en 1783. El Congreso tuvo sus sesiones en la sede del estado entre el 26 de noviembre de 1783 y el 3 de junio de 1784. El 23 de diciembre de 1783 el General Washington renunció en Annapolis a su puesto de comandante en jefe del ejército continental .
No me queda muy claro el origen del nombre. Por un lado parece que lo recibió en honor a una princesa Anna que luego sería reina de Inglaterra pero por otro el condado al que pertenece, Anne Arundell toma su nombre de una descendiente de la antigua familia de los Arundells en Cornualles y esposa de Cæcilius Calvert, segundo barón de Baltimore. Bueno, aquí teneis a a las dos Annas, para elegir la que mas nos guste...












La de la izquierda es la princesa en un retrato de 1705. La de la derecha es la Arundell, Lady Baltimore (1615–1649), que despues de los 9 hijos que tuvo a saber si se mantenía tan lozana. En qualquier caso, el condado de Anne Arundel parece un lugar idílico para vivir y si no, mirad algunas imágenes.





Ésta de al lado, es la casa que he elegido para que vivamos en Annapolis. De momento esta apalabrada, hasta el día en que nuestro viaje deje de ser imaginario. Os imaginais esos atradeceres en el porche contemplando de bahia de Chesapeake



Un punto en contra para la ciudad de las Annas: La única pega que le he encontrado es que tiene una base naval. En Annapolis se encuentra la Academia Naval de los Estados Unidos. Mirándolo por el lado positivo, debe ser parecido a vivir en el Puerto de Santa María con machorros marineros apostados en la terrazas de los bares. Sólo que en vez de pescadito frito, éstos tal vez degustaran hot dogs.
Y bueno, hay algo de lo que no nos podemos librar: tenemos nuestro propio submarino.
Miradlo ahí para orgullo de nuestro distinguido sabio Narcís Monturiol. Y que nadie dude de la grandeza de sus misiones. Abajo lo teneis, intrépido, asomando el morro por el el polo norte.
Ahh, y para acabar, lo mejor. Nuestra película favorita. No la he visto nunca ni sé de qué va pero viendo el cartel publicitario me la imagino un drama recio y heórico lleno de tensión y pasión contenida con bellos y jóvenes cuerpos debatiéndose entre el bien y el mal, el deber y el placer, el honor y el color... ¡que más se puede pedir!